En el momento en el que se planteó el proyecto la fuente estaba en desuso. Además, debido a su diseño y a que se encontraba en un espacio público de libre acceso a toda la población, se había convertido en una atracción muy peligrosa para los niños ya que podían acceder a su interior fácilmente y escalar o colgarse de sus elementos salientes. Existía por ello un riesgo potencial muy elevado de accidentes que se pretendía corregir.
La propuesta consistió en dar un paso en el tiempo y recordar la anterior plaza, colocando una fuente cuyo estilo estuviera acorde con el entorno que la rodeaba (Iglesia, Casa señorial, Ayuntamiento) y estuviera delimitada por un elemento que acotara y sirviera de asiento. Por ello se propuso una fuerte ornamental redonda de varios pisos (parecida a la de antaño) y un murete perimetral que sirviera de asiendo para fomentar, con el conjunto, la estancia de personas en la plaza.